Evangelización
Nuestra misión de evangelización se realiza a través de la predicación y la enseñanza del Santo Evangelio, y al compartir los ricos tesoros de nuestra fe católica con todo. Esto puede tomar muchas formas para que cada fraile pueda ayudar a su manera. Algunas expresiones de este apostolado son: dotar a los centros misioneros para los pobres, calle evangelización, las misiones populares, retiros, días de recogimiento, las peregrinaciones, la dirección espiritual, consejería pastoral, la educación religiosa y el ministerio sacramental.
Segundo, nuestra misión de evangelización en la Iglesia es por medio de predicar y enseñar el Santo Evangelio, y compartiendo los tesoros ricos de nuestra fe Católica con todos. Esto puede tomar muchas formas para que cada fraile pueda asistir en su propia manera. Algunas de las expresiones de este apostolado son: proveyendo centros misioneros para los pobres, evangelización en la calle, misiones parroquiales, retiros, días de recolección, peregrinaciones, dirección espiritual, consejería pastoral, educación religiosa y ministerio sacramental.
“No tengan miedo de ir a las calles y a los lugares públicos, como los primeros Apóstoles quien predicaron Cristo y la Buena Nueva de la salvación en las plazas de ciudades, pueblos y barrios. No es tiempo para avergonzarse del evangelio. Es la hora para predicarlo desde los techos. No tengan miedo de salir de los modos de vivir cómodos y rutinas, afin de desempeñarse a hacer conocido a Cristo en el metrópolis moderno. Son ustedes que deben ir a las periferias e invitar todos al banquete que Dios ha preparado por su pueblo. El evangelio no se puede quedar escondido por miedo ni por indiferencia. Hay que ponerlo en una portalámparas para que la gente pueda ver su luz y dar alabanzas al Padre Celestial.”
- San Juan Pablo II, Jornada Mundial de la Juventud, 1993 -
“Los hermanos, cuando vieren que agrada al Señor, proclamen la Palabra de Dios, para que crean en Dios Omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas; y en el Hijo Salvador y Redentor.”
- San Francisco de Asis, Primera Regla XVI, 5-7 -